El sol ha dado origen a un gran contraste entre Ciencia y Mito.
En términos científicos el Sol es una estrella, nada excepcional en comparación a otras, pero es la fuente de la vida en la Tierra.
Se ha visto una evolución en su tratamiento simbólico o mítico. La gran mayoría de las civilizaciones antiguas, y en casi todas las culturas precolombinas, la deidad más importante era aquella a la que se le atribuía el poder del Sol. Ra para los egipcios, Tonatiuh para los aztecas, Kukulcan para los mayas, Ashmas para los mesopotámicos, todos estos nombres se consagraban a los dioses cuyo poder era el del Sol. Su importancia fue y es primordial, ligada siempre a la continuidad de la vida.
Es la estrella central de nuestro sistema planetario (Sistema Solar). Desde el punto de vista astronómico es una estrella de tipo G2V, esto significa que se encuentra aún en lo que se conoce como la secuencia principal con una temperatura de alrededor de 5,800°K. Es una estrella joven, 4,700 millones de años, y posee combustible para vivir unos 7,500 años más, después comenzará a crecer en tamaño convirtiéndose en una estrella gigante roja y finalmente se hundirá, como producto de su propio peso, convirtiéndose en una enana blanca. Para eso aún falta bastante.
Dejemos la astronomía y vayamos a la vexilología. Muchos pueblos, incluido el nuestro, han adoptado al Sol como parte de sus símbolos nacionales, ocupando el cuarto lugar en número de banderas con simbología astronómica.
En las banderas nacionales se observan diferentes versiones del Sol, personificados como es el caso de nuestra bandera y la de Uruguay, representando el sol incaico (INTI) o también llamado Sol de mayo.
También hay banderas con el sol junto a estrellas y otras simbologías como es el caso de Bolivia que incluye al cerro Potosí con estrellas que representan los diferentes departamentos, Filipinas con un sol naciente con rayos y estrellas o Costa Rica con un sol naciente en el mar y siete estrellas.
Existen banderas con soles menos estilizados, solo representado por un círculo en el centro de sus banderas. Como la bandera de Bangladesh con su círculo rojo descentrado sobre un fondo verde, la de Corea del Sur con el símbolo del Yin y Yang rodeado de los cuatro elementos cielo, fuego, agua y tierra, otro ejemplo es la Bandera de Japón. Vamos a detenernos en ella, siendo quizás la más sencilla en su diseño.
BANDERA DE JAPÓN
Su nombre en japonés es HINOMARU que significa “círculo rojo”, es inspirada en la bandera del sol naciente, bandera de guerra de Japón, que incluye 16 rayos del Sol. La bandera blanco con el círculo rojo es una alusión a que Japón era “la tierra del sol naciente” por estar en el extremo este de Asia.
Aunque el origen exacto de la bandera no se conoce muchos estudiosos la consideran una representación de la diosa Amaterasu, de quien se dice que descendió de la familia imperial de Japón.
MITO DE AMATERASU
Amaterasu, diosa del Sol, está considerada como una de las deidades más destacadas del sintoismo, segunda religión más importante del Japón después del budismo.
Era hermana de Susanoo (dios de las tormentas y tempestades) y de Tsukuyomi (dios de la Luna), e hija de Izanagi (padre) y Izanami (madre).
Cuenta la leyenda que Izanagi e Izanami crearon islas, deidades y antepasados de japón. Cuando izanami murió dando a luz, su esposo Izanagi intentó rescatarla del Yomi (inframundo) pero falló. A su regreso Izanagi engendró de su ojo derecho a Amaterasu, de su ojo izquierdo a Tsukuyomi y de su nariz a Susanoo.
Pasaron los años, Amaterasu fue creciendo y ordenó bajar del cielo a uno de sus nietos para convertirse en el gobernante de Japón, entregándole la espada sagrada para que tuviese éxito en su misión. Se considera que su bisnieto, Jimmu, fue el primer emperador de Japón y a partir de ese momento todos los emperadores fueron considerados divinos.