¿Podría haber existido vida en un antiguo lago marciano?

La sonda Curiosity de la NASA tomó esta "selfie" luego de haber aterrizado en el cráter Gale, de Marte. Crédito: NASA/JPL Caltech/MSSS.

Por casi cinco años la misión Curiosity ha estado explorando el fondo del Cráter Gale en nuestro planeta vecino, Marte. Sin embargo, si volviésemos en el tiempo a como era Marte hace muchos billones de años atrás y quisiéramos estudiar este cráter, no necesitaríamos una sonda como el Curiosity sino un submarino.

El cráter Gale, con el Mons Aeolis en el medio del mismo. Crédito: NASA/JPL-Caltech/ESA/DLR/FU Berlin/MSSS.

Se piensa que, en lo que hoy es un cráter, existió un mar por aproximadamente 700 millones de años, desde hace 3.8 a 3.1 billones de años atrás. Ahora, en un nuevo paper publicado en la revista Science, se utilizaron datos recolectados por la sonda Curiosity acerca de las rocas en el Cráter Gale para armar la historia de este antiguo lago. Los resultados sugieren que el lago tenía dos capas distintas, cada una con su propia composición química. Se encontró así que durante esos 700 millones de años en que existió el lago, las condiciones del mismo probablemente hubiesen permitido la existencia de vida (si es que alguna vez evolucionó en Marte en primer lugar).

Puesto que hace tiempo que el lago fue despojado de su agua, los investigadores debieron buscar pistas dejadas atrás por el agua en las rocas del planeta rojo. Aquí en la Tierra, los ríos y lagos están llenos de partículas flotantes que con el tiempo tienden a acumularse sobre el suelo para formar sedimentos. Con el tiempo, estos sedimentos terminan acumulándose unos encima de otros formando capas, cada una de las cuales corresponden a un período diferente en la historia del lugar.

Rocas sedimentarias en la Tierra. En las mismas, podemos ver las distintas capas de rocas unas sobre otras, cada una de las cuales contiene información de una época diferente en la historia del lugar.

Eventualmente, el inmenso peso de estas pilas de sedimentos, sumado al peso del agua por arriba, comienza a comprimir las capas subyacentes hasta transformarlas en rocas sólidas, llamadas rocas sedimentarias. De hecho, cualquiera que haya viajado por los Andes puede ver estas capas de rocas sedimentaria al costado de las rutas, como las páginas abiertas de un gigantesco libro que cuenta la historia geológica del planeta.

Si bien todavía no se ha encontrado evidencia de vida en Marte, las rocas sedimentarias encontradas por el Curiosity en el fondo del Cráter Gale pueden enseñarnos muchísimo acerca de cómo era el planeta rojo hace billones de años. Normalmente, para acceder a esta parte tan antigua del registro rocoso deberíamos perforar el suelo por varios kilómetros de roca sólida (lo cual sería bastante difícil para una sonda como el Curiosity, de apenas del tamaño de un auto).

Foto panorámica del Mons Aeolis, dentro del cráter Gale, tomada por la misión Curiosty. Crédito: NASA/JPL Caltech/MSSS

Sin embargo, ésto fue lo que convirtió al Cráter Gale un lugar ideal de aterrizaje para el Curiosity: allí podemos encontrar una gigantesca montaña de 5.5 kilómetros de altura, llamada Mons Aeolis, la cual forma el pico central en el cráter Gale. Las montañas son como máquinas del tiempo, dejando al descubierto capas muy antiguas de rocas, listas para ser estudiadas.

Foto del cráter Gale y, en el fondo, el Mons Aeolis, tomada por la sonda Curiosity. Crédito: NASA/JPL Caltech/MSSS.

De esta manera, para estudiar cientos de millones de años de historia, todo lo que el Curiosity tuvo que hacer fue escalar el Mons Aelis y analizar rocas en diferentes lugares. Cuando los investigadores estudiaron los datos recogidos encontraron que el Lago Gale estaba estratificado, es decir que el agua en el mismo formaba distintas capas, y que esas capas tenían diferentes cantidades de oxígeno.

El oxígeno puro era venenoso para las primeras formas de vida en la Tierra, pero compuestos que contienen oxígeno, como el óxido de hierro o el óxido de manganeso, podrían haber sido útiles para el desarrollo de la vida como la conocemos. Luego, con sus niveles estratificados de oxígeno, el Lago Gale podría haber contenido algunos de estos compuestos, los cuales podrían haber proporcionado un hábitat «amigable» para la vida.

El equipo de investigadores encontraron también que el clima marciano sobre el lago cambió mucho con el tiempo, alternando desde condiciones frías y secas hasta cálidas y húmedas. Sin embargo, los cuerpos de agua como el Lago Gale pueden actuar como moderadores de estos cambios climáticos, haciendo que las variaciones sean menos extremas en el hábitat dentro del mismo. Luego, a pesar de los cambios que ocurrían en la superficie, el lago mismo podría haber permanecido habitable por largos períodos de tiempo, lo cual es un descubrimiento esperanzador para cualquiera buscando evidencias de vida en Marte.

Fuentes
  • http://science.sciencemag.org/content/356/6341/eaah6849.full
  • https://www.sciencedaily.com/releases/2017/06/170601151831.htm