La máquina encontrada en Anticitera o el mecanismo de Anticitera es uno de los enigmas tecnológicos de la antigüedad más inquietantes que existen, por muchas razones que vamos a discutir en este artículo.
Primero veamos un poco de historia de cómo se descubrió este artefacto:
Descubrimiento
En abril de 1900 un grupo de buzos en la isla griega de Anticitera (una pequeña isla situada al sur del Peloponeso y al noroeste de Creta), que vivían de recolectar esponjas, encontraron en las cercanías un tesoro inesperado: restos de un naufragio antiguo. En este había monedas, estatuas de bronce y mármol, vidriería, joyas y un mecanismo de engranajes muy extraño. Estos tesoros fueron enviados al Museo Arqueológico Nacional de Atenas. El mecanismo de engranajes pasó desapercibido durante un par de años, ya que solo parecía más un bulto de madera y bronce muy corroído por la sal marina.
El primer arqueólogo que le prestó atención al mismo fue Valerios Stais, quien detectó a primera vista que los engranajes incrustados se trataban de un sistema moderno y no antiguo, suponiendo que quizás había caído al mar en las cercanías del naufragio muchos siglos después (en tiempos cercanos a los modernos) y que no se correspondía históricamente con los demás objetos encontrados. Hay que recordar que en la antigüedad, estamos hablando del período greco-romano, no había mecanismo de engranajes que fuesen utilizados en la vida diaria por la gente, a pesar que existían, pero eran considerados solo curiosidades sin mucho uso práctico.
Muchos años después en 1971 el mecanismo llamó la atención del arqueólogo Derek John de Solla Price quien junto al físico griego Charalampos Karakalos analizaron los restos con rayos X y rayos gamma, descubriendo una importante cantidad de engranajes internos del sistema.
Hay muchas opiniones de por qué este mecanismo estaba en el barco que naufragó. La que se considera más certera es que se trataba de un botín de guerra romano tomado de las islas griegas que estaba siendo llevado a la ciudad de Roma en los tiempos de Julio César. Este naufragio se estima que sucedió en el año 60 antes de Cristo, pero el mecanismo parece ser todavía más antiguo construido entre las años 150 a 200 antes de Cristo.
¿Qué era este mecanismo?
En principio se pensó, ya que tenía una gran cantidad de engranajes, que era un reloj complejo y quizás compacto.
Los relojes de engranajes se comenzaron a fabricar alrededor del siglo XIV, más de 1500 años después de la construcción del mecanismo de Anticitera. Mediante el estudio de sus piezas y varias reconstrucciones que se hicieron del sistema se dilucidó que no se trababa de un reloj, aunque no estaba lejos, sino que era una calculadora astronómica increíblemente compleja.
En textos antiguos se nombra la existencia de ciertos mecanismos usados para predecir los fenómenos astronómicos relacionados al uso de astrolabios, pero el mecanismo de Antícitera supera a todos y marca quizás el punto cúlmine de la la tecnología de la civilización griega.
Todo el mecanismo, a partir de las investigaciones y reconstrucciones, estaba alojado en una caja de madera no muy grande, con un tamaño de 34 cm x 18 cm x 9 cm. En ambas caras había diales donde las agujas que se movían indicaban sobre inscripciones la información, no siendo muy diferente a un reloj moderno. Pero lo que más llama la atención es la sofisticación del sistema.
Las imágenes de rayos X mostraron que el sistema poseía 37 engranajes de bronce que fueron diseñados para imitar el movimiento del Sol sobre el Zodíaco y el de la Luna. En el caso del satélite de la Tierra simulaba su órbita elíptica a través de un complejo mecanismo de dos engranajes. El poder simular los movimientos del Sol y de la Luna con precisión también servía para predecir los eclipses a través del sistema babilónico de progresiones de ciclos aritméticos (períodos de Saros), en el cual cada 18 años y 11 días (223 ciclos lunares) la Tierra y la Luna se encuentran en la misma posición en la órbita. Al poder determinar el momento en que se producía un eclipse se podía predecir otro igual en el futuro. El hecho de la sofisticación del movimiento lunar indica que probablemente haya sido construido en la época del astrónomo griego Hiparco (siglo II antes de Cristo), ya que él había estudiado las irregularidades de la órbita lunar y había construido una teoría para predecir este fenómeno.
Además, el mecanismo de Anticitera podía predecir la posición de los 5 planetas conocidos en la época: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. El engranaje más grande (ver figura) mide aproximadamente 140 mm de diámetro y contaba con 223 dientes que son los necesarios para recorrer el período de Saros, o sea para predecir los eclipses.
El mecanismo no sólo predecía los fenómenos astronómicos, sino que tenía indicación para el cálculo de los certámenes deportivos de Olimpia, los Juegos Píticos, los Ístmicos, los Nemeos, los de Dodona y los de la isla de Rodas. En el caso de los Juegos Dodónicos eran certámenes locales de los griegos con lo cual se supone que el mecanismo de Anticitera debería haber sido construido en Grecia. A su vez, los nombres de los meses en la parte frontal están escritos en el dialecto de la ciudad de Corinto, lo que hace suponer que el fabricante o el que lo encargó era originario de esta ciudad o de alguna de sus colonias situadas en las costas del mar Jónico.
En la parte frontal del mecanismo había dos círculos uno fijo que representaba la Eclíptica (la órbita del Sol), donde estaban representadas cada 30 grados las 12 constelaciones babilónicas (el zodíaco). El otro disco se podía rotar y se trataba del calendario egipcio, que tenía indicado 12 meses de 30 días cada uno, más los 5 días en los que podía ser ajustado este calendario. El mecanismo se movía a través de una pequeña manija, que no fue encontrada, y cada vuelta entera representaba un movimiento de 78 días. El calendario de 365 podía corregirse por los años bisiestos, pudiéndose volver un día para atrás cada 4 años. El sistema indicaba la posición del Sol y la Luna en el cielo, y en el caso de la Luna un mecanismo mas interno indicaba la fase. En la parte lateral había un botón que al girarlo ponía a funcionar una treintena de engranajes colocados sobre diez ejes que accionaban las manecillas de los dos círculos. Mediante este mecanismo, y a partir de las posiciones planetarias en un momento concreto, se podían predecir eclipses solares y lunares con hasta 19 años de antelación.
En la parte de atrás del sistema había 5 diales, los dos más grandes indicaban el período de Saros para predecir los eclipses, y el otro asociado era un calendario Metónico (este es un calendario relacionado a los períodos del Sol y la Luna). Los 3 diales más chicos indicaban un calendario Olímpico (un año es ese sistema vale 4 años), un calendario Calípico y el último un calendario de Exeligmos (que es para predecir los eclipses en el mismo lugar geográfico)
El mecanismo tiene dos puertas, una frontal y otra trasera, en ambas se encuentran inscripciones. La puerta trasera parece ser el “Manual de Instrucciones”, donde en uno de los fragmentos se lee “76 años, 19 años”, refiriéndose a los ciclos metónico y calípico. También se aprecia la inscripción “223” para los ciclos de Saros. En otro de los fragmentos está escrito, en subdivisiones espirales, “235” para el disco metónico.
Freeth y Jones en el año 2012 publicaron un trabajo en el que muestran como deberían ser los engranajes perdidos que indicarían la posición de los planetas, indicando que con la tecnología que ya se ve en el mecanismo era muy fácil de construir. Estos cálculos planetarios incluirían como ya se vio en el caso de la Luna, correcciones por la elipticidad de la órbita planetaria.
Referencias a dispositivos como este en la antigüedad
Es claro que el modelo de este mecanismo no fue construido como prototipo, ya que era un modelo funcional compacto. Otros dispositivos similares seguramente existieron en la antigüedad, pero entonces: ¿no sobrevivió ninguno?. Lo que es realmente inquietante de la tecnología encontrada es que la humanidad no utilizó los engranajes en dispositivos mecánicos hasta los relojes en el siglo XIV.
Existen referencias a estos dispositivos en La República, escrito por Marco Tulio Cicerón (siglo I), donde se mencionan dos mecanismo construidos por Arquímedes que habrían sido llevados a Roma por el General Marco Claudio Marcelo y que uno de tales sistemas era propiedad del sobrino del General. En La república se hace mención a la siguiente descripción de un mecanismo similar al de Anticitera:
He oído a menudo sobre este globo celestial o esfera mencionado acerca de la gran fama de Arquímedes. Su apariencia, aun así, no parecía ser particularmente sorprendente. Hay otro, más elegante en forma y más generalmente conocido, moldeado por el mismo Arquímedes y depositado por el mismo Marcelo en el templo de Virtus en Roma. Pero tan pronto como Galo ha empezado a explicar, con su sublime ciencia, la composición de esta máquina, sentí que el geómetra siciliano debió poseer un genio superior a cualquier cosa que usualmente concibamos perteneciente a nuestra naturaleza. Galo nos aseguró que el sólido y compacto globo era una invención muy antigua que el primer modelo fue presentado por Tales de Mileto. Que posteriormente Eudoxo de Cnidus, un discípulo de Platón, trazó en su superficie las estrellas que aparecen en el cielo y que muchos años después, tomando prestado de Eudoxo este bello diseño y representación, Arato los ilustró en sus versos, no por ninguna ciencia de astronomía sino por el ornamento de la descripción poética. Añadió que la figura de la esfera, que mostraba los movimientos del Sol y la Luna y los cinco planetas o estrellas errantes, no podía ser representados por el globo sólido primitivo. Y que en esto, la invención de Arquímedes fue admirable, porque calculó cómo una simple revolución mantendría desiguales y diversas progresiones en movimientos disimilares.
Cuando Galo movió este globo mostró la relación de la Luna con el Sol y hubo el mismo número de vueltas en el dispositivo de bronce como el número de días en el verdadero globo del cielo. Así mostró el mismo eclipse del Sol como en el globo [del cielo], al igual que mostró la Luna entrando en el área de sombra de la Tierra cuando el Sol está en línea …
También se ha mencionado en escritos de Pappus de Alexandría que Arquímedes había escrito un texto sobre la construcción de mecanismos de este tipo llamado «Sobre hacer esferas». Pero ese texto se encuentra perdido en la actualidad.